Bolsas de papel: cobrar por hacernos publicidad

Pensemos en la ropa que llevamos puesta. Más o menos elegante, más o menos a la moda pero, en la inmensa mayoría de los casos fabricada por otros. Y esos “otros” se han encargado de que pueda saberse quiénes son de una manera más bien poco sutil.

Son muchos quienes por la calle van luciendo sudaderas, chaquetas, camisetas o cualquier otro tipo de prenda con la marca del fabricante impresa en grandes letras. Es más, esas prendas suelen ser un tanto más caras por el hecho de que esa marca tiene fama de ofrecer productos de cierta calidad, de cierto precio o, en algunas ocasiones, ambas cosas. Dicho de otra forma, el portador está pagando por hacerle publicidad a quien le ha cobrado.

Que se nos vea por la calle

Hagamos lo mismo. No es preciso ser fabricante de nada que se lleve encima. Basta con ser vendedor de algo –a veces ni eso es necesario, pero no vamos a complicar este escrito más allá de lo imprescindible–. La idea es que si vendemos algo, hemos de tratar de que el cliente se lo lleve de la forma más cómoda posible. Forma parte de los requisitos para que los usuarios estén satisfechos: entregarles unas bolsas de papel para que se lleven la compra.

Entreguémosela.

bolsas de papel

bolsas de papel personalizadas

 que, además, serán una publicidad casi gratuita y con conciencia ecológica: ¿para qué más?

Las matemáticas no mienten

Comparemos la escasa diferencia de precios entre entregar estas bolsas de papel lisas y hacerlo con el logo de nuestra tienda impreso. Y de nuevo comparemos, pero esta vez entre las bolsas impresas y una campaña publicitaria en un medio de comunicación convencional. Una tercera comparación, ésta a tres bandas: ¿qué campaña es más efectiva en relación al número de personas alcanzadas con respecto al coste?

Parece que la evidencia habla por sí misma.